Se
argumenta una inquietud totalmente académica fuera de cualquier contexto
político pero con alguna inclusión en lo cultural como lo detalla sus principales
corrientes de pensamiento.
Crítica
enfocada a temas relacionada al sexo, género y la sexualidad, y su tratamiento
dentro del orden jurídico que deben convertirse en verdaderos puntos de apoyo
de reconocimiento a tal diversidad de manera justa, incluyente y pluralista,
teniendo en cuenta la poca identificación de la normatividad colombiana en este
aspecto.
Se
exponen planteamientos éticos frente a la dinámica contemporánea y su actual
exclusión en deliberación política, ya que hay nuevos pensamientos que
cuestionan la rígida normatividad heterógama sumado a los grandes pensamientos
que surgen universalmente y que están al alcance del lector.
Retroalimentar el ordenamiento jurídico dejando a un lado la identidad heteronormativa resulta la moral esperada, frente a las verdades sobre el género.
Una
verdadera óptica de una identidad sexista escrita en una concepción universal
que se encuentra sesgando todo aquello que no sea natural, una postura en donde
la práctica de la cultura es quien recrea la verdad actual con base en la
intersubjetividad.
En
todo caso este argumento refiere a la posibilidad de desarraigo heteronormativa
de nuestra legislación, convirtiéndose en un verdadero instrumento de
motivación colectiva que permita interactuar esta inflexión de la realidad de género
como hecho positivo de nuestro tiempo actual y la exclusión no solo de la
religión, sino de esos anteriores postulados e impositivos éticos
de otrora.
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